Uno de los ejercicios propuestos para el día de documental fue reunirnos por grupos de a cinco y que recorriéramos nuestro entorno, lo que lo rodeaba y quienes lo rodeaban para con la cámara buscar aquello que más llamara nuestro interés, tomar del mundo sólo un minuto para después reflexionar y de allí llegar a la conclusión de lo siguiente:
Cuando caminamos por ahí cargados de realidad y preguntas, en cualquier lado aparece una historia y aprendemos montones de maestros que improvisamos cuando aguzamos los ojitos y los oídos. El motivo siempre será leer y a veces hasta sobrescribir el pedacito de mundo que nos correspondió.
Habiendo mirado tanto y tanta cosa, las búsquedas son distintas, así que propusimos capturar un minuto de alguna situación que se cruzara en nuestro camino y llamara nuestro interés para documentarlo; tratando de identificar así los criterios que hemos construido para documentar y para llamar documental a una producción nuestra, ya sea desde justificaciones estéticas de contenido o narración, y aprovechando para reconocer con los otros cómo engordamos la mirada.
